os gastos compulsivos son un comportamiento cada vez más común entre la Generación Z y los milenials, quienes, ante la incertidumbre económica, buscan satisfacción inmediata a través de compras impulsivas. Un ejemplo es el caso de jóvenes que gastan grandes sumas en ropa de marca o viajes, a pesar de no tener un colchón de ahorros.
Comprendiendo el concepto "doom spending"
Este comportamiento ha sido denominado “doom spending” o “gasto catastrófico”, el cual se refiere a la tendencia de gastar dinero como una forma de lidiar con el estrés y la ansiedad provocados por esos factores como la desigualdad, la inestabilidad y la crisis; y, según una encuesta elaborada por Credit Karma y publicada en la revista norteamericana, Psychology Today, en el año 2023 el 27% de los estadounidenses admitió estar gastando de “manera apocalíptica” . Un porcentaje que aumenta entre los Millennials (de 30 a 44 años) y la Generación Z (entre 18 y 29 años), con un 43% y un 35% respectivamente, que admiten haber incurrido en este comportamiento.
¿Qué es el doom spending (gasto catastrófico)? El gasto catastrófico es una respuesta emocional a las preocupaciones respecto de las finanzas personales y la impredecible situación económica mundial.
Cuando uno siente que nunca puede ahorrar lo suficiente para pagar sus deudas o salir adelante, en lugar de limitar sus gastos, normalmente gasta más de lo que gastaría en artículos de diseñador o experiencias de lujo.
Vivir el momento es una respuesta típica cuando se enfrenta la depresión y la ansiedad.
Ir de compras o una escapada rápida puede brindar gratificación instantánea. Sin embargo, el gasto desmedido ha llevado el autocuidado a un nuevo nivel, y las finanzas de los millennials y la generación Z se han visto afectadas.
A medida que la incertidumbre económica aumenta, muchos jóvenes parecen inclinarse hacia hábitos de consumo impulsivos, en lugar de optar por el ahorro, lo que ha generado preocupación en expertos financieros y sociólogos. Curiosamente, este gasto impulsivo ocurre cuando una persona gasta para manejar el estrés que le generan sus preocupaciones sobre la economía o las finanzas personales.
De esta manera, los ciudadanos gastan dinero de manera impulsiva en productos o experiencias de poco valor, como una respuesta emocional a la ansiedad o incertidumbre sobre el futuro. Y, sobre todo, obtienen una gratificación instantánea.
En lugar de comprar un café o una nueva ropa para afrontar la situación, la Generación Z y los millennials están renunciando a sus objetivos financieros a largo plazo y se están endeudando con compras impulsivas de alto valor.
Como explica la periodista financiera Iona Bain en una entrevista para Vogue Brithis, “Cuando compramos algo, nuestro cerebro libera hormonas que nos hacen sentir bien, como la dopamina y las endorfinas” y añade que “Ir de compras siempre ha sido una forma fácil y de bajo esfuerzo de tranquilizarnos, y nuestra economía de consumo se ha basado durante mucho tiempo en hacernos creer que las nuevas compras nos levantarán el ánimo y resolverán nuestros problemas”.
Vivir el momento
Los efectos de la inestabilidad económica, la inflación y la precariedad laboral influyen en la percepción de estas generaciones sobre su futuro financiero. La sensación de que nunca podrán alcanzar los logros de sus padres, como la compra de una vivienda, provoca una mentalidad de “vivir el momento” que lleva a gastar en bienes de lujo y experiencias como viajes y ropa de diseño. Pero, ¿qué más hay detrás de estos impulsos?
Los datos recogidos por una encuesta realizada por Intuit Credit Karma revelaron que el 96 % de los estadounidenses se sienten preocupados por el estado actual de la economía, y más de una cuarta parte ha admitido recurrir al gasto como forma de aliviar el estrés. Esta conducta no es exclusiva de Estados Unidos, ya que en países como Colombia y España, el “doom spending” también se ha manifestado entre los jóvenes.
Un ejemplo de gastos compulsivos es la compra de ropa de lujo y 'gadgets' tecnológicos
Factores que impulsan el “doom spending”
Incertidumbre económica
Las preocupaciones sobre la inflación, las recesiones o la seguridad laboral pueden desencadenar gastos catastróficos a medida que la gente intenta ganar una sensación de control.
Según recoge la CNBC, la experta en finanzas Ylva Baeckström, profesora titular de finanzas en King’s Business School, sostiene que este fenómeno tiene sus raíces en el constante flujo de noticias negativas que reciben los jóvenes a través de internet y las redes sociales. Al estar “crónicamente conectados, estos individuos desarrollan una visión pesimista del futuro, lo que los lleva a adoptar patrones de gasto compulsivo para combatir la ansiedad que esto les genera”. Como resultado, se convierten en víctimas de una realidad en la que sus hábitos de consumo parecen estar fuera de control.
Considerando que ahorrar para comprar una casa parece tan inalcanzable para muchos millennials y la generación Z, invertir en artículos de lujo (que claramente sigue siendo un privilegio) también es una forma de recuperar la sensación de control. "El gasto fatal es una muestra de lo que llamamos la inversión pasiva en inversión activa, donde la inversión pasiva se refiere a las muchas cosas que queremos cambiar en el mundo pero sentimos que no podemos, y la inversión activa es la compra de cosas", explica el Dr. Dion Terrelonge, también conocido como el psicólogo de la moda .
Rol de las redes sociales
La exposición constante a estilos de vida seleccionados y anuncios dirigidos puede crear necesidades falsas e impulsar compras impulsivas, como resultado de lo que se "consume" en las redes sociales.
En la actualidad, la proliferación de teléfonos inteligentes y redes sociales, sumada a los sistemas de “compra ahora y paga después”, ha convertido
este hábito en algo aún más arriesgado.Además, como explica la creadora de contenido de TikTok Maria Melchor (@firstgenliving) en uno de sus vídeos que ya lleva más de 1,7 millones de reproducciones, el problema radica en que “No podemos permitirnos otra cosa. Ser propietarios de una vivienda o formar una familia está tan fuera de nuestro alcance que estamos utilizando ese pago inicial o el dinero de los niños en cualquier cosa que podamos permitirnos que nos dé la apariencia del tipo de vida adulta que nos prometieron”.Falta de planificación financiera a largo plazo:
La vacilación a la hora de fijar objetivos a largo plazo, como ahorrar para la jubilación, puede contribuir a una mentalidad de "vivir el presente", alimentando el gasto desastroso.
"Los jóvenes siempre han sido susceptibles a gastar en exceso, ya que luchan con la presión social y la formación de la identidad, [pero] ahora son más vulnerables que nunca a las fuerzas comerciales debido a la grave situación económica en la que se encuentran", explica la periodista financiera Iona Bain. "Con demasiada frecuencia he visto a jóvenes endeudarse, lo que arruina su puntuación crediticia, los agobia mentalmente y les impide vivir una vida plena".
Comprar ropa nueva es quizás una de las formas más comunes en que los jóvenes gastan para desesperar. Pero si intentamos apaciguar nuestros miedos, como la inminente crisis climática, ¿no es contradictorio seguir comprando cosas nuevas? Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que nos ha traído hasta aquí? Es una paradoja que explora el estratega de sostenibilidad Alec Leach en su libro, acertadamente titulado, El mundo está en llamas, pero seguimos comprando zapatos . «La moda es una empresa optimista», escribe. «Nos da la oportunidad de imaginar nuevos futuros, lugares donde nuestros miedos y cargas actuales se desvanecen».
Sin embargo, este fenómeno no solo incrementa el nivel de deuda de los individuos, sino que también puede tener efectos a largo plazo en su estabilidad financiera. Por ello, la encuesta destaca la necesidad de una mayor educación financiera y de contar con estrategias efectivas para manejar el estrés sin recurrir al gasto impulsivo.
Crisis a nivel personal y laboral:
Enfrentar eventos estresantes en la vida también puede llevar a realizar gastos impulsivos para lidiar con la ansiedad.
Las rupturas, los conflictos familiares o la soledad a menudo llevan a las compras como mecanismo de distracción.
Los plazos, la inseguridad laboral o los conflictos en el lugar de trabajo, generan estrés laboral, y a menudo empujan a las personas a ir de compras como una forma de escape.
La ilusión de control y el impacto en la salud financiera
El “doom spending” se presenta como una falsa ilusión de control ante un mundo percibido como caótico e impredecible. Baeckström destaca que, aunque gastar en productos y experiencias brinda una sensación momentánea de control y placer, en realidad, esta práctica puede llevar a un futuro financiero más incierto. En lugar de invertir y ahorrar, muchos jóvenes destinan sus ingresos a compras que no les ofrecen un valor duradero, agravando la dificultad de alcanzar metas financieras a largo plazo, como la adquisición de una vivienda.
El papel de la educación financiera en el “doom spending”
Una de las causas subyacentes del “doom spending” es la falta de educación financiera. Esta juega un papel crucial en la forma en que las generaciones jóvenes manejan su dinero. Comprender la importancia del ahorro, la inversión y la planificación financiera podría ayudar a reducir la incidencia del “doom spending” y a fomentar hábitos de consumo más saludables.
¿Cómo combatir el “doom spending”?
Desde Psychology Today sugieren varias estrategias para combatir este fenómeno. Aumentar el “dolor de pagar”, por ejemplo, puede ayudar a frenar los impulsos de compra. Optar por el uso de dinero en efectivo en lugar de métodos de pago digitales, como Apple Pay o Google Pay, puede hacer que la transacción se sienta más real y, por tanto, disuadir el gasto impulsivo y hacer que lo pensemos dos veces.
Otro consejo es realizar compras en persona en lugar de a través de internet. La experiencia de desplazarse a la tienda, evaluar el producto y hacer cola para pagar permite una reflexión más consciente sobre la necesidad real de la compra. Estas medidas, junto con el trabajo de la salud mental y del autocontrol, pueden ser efectivas para fomentar un comportamiento financiero más responsable.
Una publicación de Vogue (ver bibliografía No.3) menciona las siguientes;
Lleva un diario de gastos: Descubrir por qué gastas de forma desastrosa es crucial para dejar el hábito. "Podrías usar una tabla ABC (Antecedente, Comportamiento y Consecuencia) donde, cada vez que gastes de forma desastrosa, anotes cómo te sentiste o qué te estaba sucediendo antes", aconseja Terrelonge. "A: qué hiciste después, que probablemente fue ir de compras; B: qué sucedió o cómo te sentiste después; y C: examinar tus respuestas y ver si puedes identificar patrones de comportamiento. Una vez que lo hagas, estarás mejor posicionado para cambiar el comportamiento".
Establece límites con tu teléfono: Dado que estamos constantemente bombardeados con novedades en redes sociales, reevaluar tu relación con tu teléfono también puede ser útil. "Observa qué aplicaciones, influencers y actividades te están agotando y te impulsan a gastar", aconseja Bain. "No tengo ninguna aplicación de compras en mi teléfono, ni siquiera aplicaciones de redes sociales. Si eso te parece excesivo, elimina esas influencias comerciales de tu feed y, en su lugar, nutrirte con contenido inspirador y estimulante".
Tenga una lista de “actividades señuelo”: Es fácil caer en la tentación de las compras impulsivas cuando uno se siente decaído, por eso es útil tener una lista de actividades (gratuitas) que puedan hacerte sentir mejor . "Sal a caminar o a correr, date un baño, llama a un amigo, haz yoga, escribe... haz algo que te ayude a salir de la zona de gastos", dice Bain. "También podrías identificar tus cinco prioridades principales en tu vida; para mí, fuera del trabajo, son la alimentación saludable, el ejercicio, el descanso, la conexión y la creatividad. Intento asegurarme de que las cinco estén presentes en mi vida diaria, y eso me ayuda a evitar gastar sin sentido".
Empieza a ahorrar poco a poco: Aunque ahorrar pueda parecer inútil dada la situación económica actual, incluso apartar un poco cuando sea posible puede ayudar. "Infórmate sobre tus opciones financieras", insta Bain. "Si empiezas a ahorrar aunque sea un poco a principios de los veinte, a lo largo de una década, la inversión se acumulará". El experto financiero también aconseja usar una tarjeta de crédito para "un número limitado de gastos fijos y pagarlos en su totalidad, idealmente mediante débito directo de tu cuenta bancaria", para así mejorar tu historial crediticio en el futuro.
Participar en un comportamiento altruista: En lugar de gastar para desesperar, intenta invertir en tu comunidad. «Hacer cosas que ayuden a los demás no solo los beneficiará, sino que también te ayudará a superar tus propios pensamientos y a generar placer en forma de felicidad eudaimónica, conocida como el factor de hacer el bien, en lugar de gastar», dice Terrelonge. «También te brindará la oportunidad de ver el impacto positivo que puedes tener en el mundo y que, a pesar de las noticias, podemos generar un cambio».
Ideas claves de resumen
El gasto desastroso se caracteriza por compras irracionales y falta de autocontrol, alimentadas por emociones negativas como la ansiedad, el estrés o el miedo.
El gasto desesperado suele estar relacionado con el sistema de recompensa del cerebro. Comprar desencadena la liberación de dopamina, una sustancia química asociada con la felicidad y la satisfacción. Para quienes sufren estrés, este aumento de dopamina proporciona un breve escape de las emociones negativas.
Es una forma de terapia de compras, pero en lugar de proporcionar una felicidad duradera, puede generar arrepentimiento y dificultades económicas.
La normalización cultural de la "terapia de compras" también influye. La sociedad suele presentar las compras como una forma inofensiva de levantar el ánimo, lo que facilita que las personas justifiquen sus compras impulsivas. Sin embargo, cuando el estrés persiste, este comportamiento puede desembocar en un ciclo de estrés-compra-culpa, agravando aún más el problema.
Las personas que gastan desesperadamente pueden comprar cosas que no necesitan, acumulando potencialmente deudas e intereses.
Créditos bibliográficos:
(1) https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2025-02-09/doom-spending-generacion-z-milenial-gastar-dinero-1qrt_3973893/
(2) https://www.infobae.com/espana/2024/10/02/ante-la-imposibilidad-de-comprar-una-casa-comprarse-velitas-del-shein-que-es-el-doom-spending-o-por-que-los-jovenes-gastan-el-dinero-en-tonterias/
(3) https://www.vogue.co.uk/article/what-is-doom-spending
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