La comunicación digital ha marcado nuevas maneras de interrelación
En un mundo cada vez más digital, donde cada vez hacemos más cosas a través de una pantalla, la manera en la que nos relacionamos también lo hace. Uno de los grandes culpables de ello son las redes sociales, que por un lado nos permiten estar al tanto de qué están haciendo nuestros amigos, familiares y personas cercanas, al igual que conocidos o incluso desconocidos.
Y mientras esto ayuda para estar al tanto de a qué se dedican estas personas, siempre que sean activas en estas plataformas, sin embargo esto ha desarrollado nuevos comportamientos y formas de relacionarse, haciendo que se pierdan las costumbres y maneras que había antes cuando solo te podías relacionar cara a cara.
Por ejemplo, uno de los fenómenos que surgieron con el auge de las redes sociales es el ghosting, el cual es conceptualizado como una forma de romper una relación o vínculo afectivo de manera repentina y sin dar explicaciones, el término proviene del inglés ghost, que significa fantasma. Este fenómeno se está convirtiendo en un problema porque a la persona que le hacen ghosting puede sufrir angustia emocional, sentimientos de rechazo, abandono y confusión.
No obstante, los expertos están señalando una nueva tendencia que está creciendo sobre todo entre la Generación Z, que preocupa también por los efectos psicológicos negativos que puede tener esta práctica llamada orbiting.
Origen del término
Las rupturas sentimentales en la era digital no solo se manifiestan a través del silencio, como cuando te hacen ‘ghosting’. Una práctica cada vez más común entre la generación Z ha irrumpido con fuerza en las redes sociales: el orbiting. Esta conducta, emparentada con el más que conocido ghosting, ha sido calificada como una versión aún más confusa y dañina para quienes la sufren, generando un tipo de vínculo ambiguo que desafía las normas del desamor tradicional.
El término, acuñado por la periodista Anna Lovine, describe la actitud de quien, tras cortar la comunicación directa, continúa interactuando con el contenido digital de la otra persona. No responde mensajes ni llamadas, pero sigue viendo historias, da ‘me gusta’ o incluso comenta publicaciones. Una paradoja relacional que deja a la otra parte en una constante incertidumbre emocional.
Características
Lovine explicaba textualmente que el ‘orbiting’ te mantiene “suficientemente cerca para que ambos se puedan observar; suficientemente alejada para nunca tener que hablar”. Coincidiendo con Lovine, tal y como explicó la experta en relaciones Persia Lawson a la BBC, este patrón implica “tener un pie dentro y otro fuera”, sin comprometerse, pero sin desaparecer del todo. Y podemos ser las víctimas, o los verdugos.
Señales de alerta para saber si eres víctima
El orbiting es una tendencia de redes sociales en la que una persona no está presente en tu vida, pero se mantiene cerca de ti sin mantener una conversación directa contigo. Esto es posible en estas plataformas, porque aunque no mantengas un contacto directo si te siguen siguiendo en tus perfiles digitales de estas apps podrán ver lo que estás haciendo e incluso interactuar de alguna manera, dando un me gusta o comentando una publicación.
Si bien esto puede ser un comportamiento normal, en una sociedad donde la comunicación y lo que hacemos en redes sociales tiene significados más allá de lo que se ve, y por ello esta frialdad de personas que antes eran cercanas de estar presentes al mismo tiempo que lo dejan de estar puede afectar a la salud mental.
Muchos en redes dicen, de manera coloquial, que el orbiting es hermano del ghosting, ya que sus señales son algo similares. Su principal diferencia radica en que, en el ghosting, la otra persona desaparece por completo; en cambio, en el orbiting todavía está presente en redes sociales.
El orbiting puede acabar causando sentimientos de ansiedad, baja autoestima y confusión emocional, por ello es crucial identificarlo para proteger tu bienestar emocional. Para ello, presta atención a estas señales en alguna de tus interacciones, ya que es probable que lo estés viviendo:
- Deja de enviarte mensajes directos, llamarte o buscarte en el mundo «real» y solo interactúa contigo en el digital.
- Deja de haber comunicación directa, pero la persona mira todas tus publicaciones, historias y estados en redes sociales.
- Le da like a tus publicaciones y a las de amigos en común, incluso a las antiguas.
- Comenta de forma ocasional tus publicaciones, pero sus palabras suelen ser breves y genéricas.
- También puede interactuar contigo a través de amigos en común o aparecer en lugares donde sabe que estarás, sin establecer contacto directo.
Un ejemplo claro de orbiting sería el siguiente: imagina que terminaste una relación de pareja con una persona hace un tiempo y ya no mantienen contacto directo. Un día, de repente, ese ex comenzó a ver todas tus publicaciones (siendo uno de los primeros en hacerlo), darles ‘me gusta’ y comentar. Te animas a contactarle, pero, tras escribirle un mensaje privado, no contesta y te deja en visto.
Similar te puede suceder en las relaciones de amistad. Piensa en alguien con quien solías salir y hablar con frecuencia, y de un día para otro cortó toda comunicación. A pesar de esto, no se pierde tus estados de WhatsApp o Instagram, reacciona con likes o comentarios, pero nada fuera de lo digital.
¿Por qué una persona lo haría?
La verdad es que no hay una sola razón para explicar por qué alguien podría practicar orbiting. Hay múltiples factores emocionales y personales involucrados, y pueden variar en cada caso. Para la psicóloga Carla Pérez, una de sus posibles causas es la inmadurez emocional. Es posible que quien lo haga no sepa cómo gestionar sus sentimientos hacia el otro ni la relación que compartieron.
Por eso, en lugar de enfrentar la situación y cortar por completo el vínculo, opta por alejarse, pero no del todo. Mantiene una presencia virtual que refleja inseguridad y esa falta de claridad sobre lo que en realidad desea. A veces, se trata de un miedo al cierre definitivo: hay un contacto ambiguo porque la persona no se siente lista para soltar del todo, sea por nostalgia, culpa u otros motivos.
En esa dinámica de «estar sin estar» el «orbitador» ejerce un control sobre el orbitado. Estos últimos pueden sentir que, al no haber una confrontación directa, pierden el control sobre lo que está ocurriendo y no pueden cerrar el capítulo de forma clara.
Otros motivos por los que puede generarse orbiting es porque ese alguien quiere mantener abiertas todas sus opciones afectivas, quiere seguir siendo el centro de atención o le intriga saber qué haces o cómo has cambiado tras el distanciamiento. En este último caso, la motivación puede no tener una intención maliciosa, pero te genera la misma confusión o expectativas.
Una práctica digital con impacto emocional
Para muchos jóvenes, especialmente dentro de la generación Z, el ‘orbiting’ supone una fuente de ansiedad y desgaste. La exposición constante al perfil del otro, sumada a la falta de respuestas, puede generar una sensación de rechazo encubierto y dependencia emocional. Algunos afectados reconocen caer en el hábito de revisar quién ve sus historias o interactúa con sus contenidos, alimentando una dinámica obsesiva. Como señala Lawson, “literalmente te están dando migajas”.
Detrás de esta actitud puede esconderse el fear of missing out (FOMO), o miedo a perderse algo relevante de la vida de la expareja. Aunque otros ‘orbiters’ simplemente buscan mantener abiertas sus opciones, su presencia digital se convierte en una constante interferencia emocional. Esta ambigüedad convierte al ‘orbiting’ en una de las formas más frustrantes de desvinculación relacional.
El orbiting, que no es un diagnóstico ni un trastorno, es un comportamiento relacional con varios efectos negativos en el bienestar emocional y la salud mental. Si bien es cierto que quien más sufre sus consecuencias es el «orbitado», la ambigüedad y los vínculos sin cerrar afectan a todos
- Confusión e incertidumbre: la persona víctima del orbiting puede sentirse muy confundida por las acciones del orbitante, ya que no entiende por qué aparece de nuevo en su vida y qué desea.
- Ansiedad: en algunos casos, la confusión e incertidumbre del orbitado son tan intensas que dan lugar a la ansiedad y la angustia. No solo por las acciones actuales del orbitante y sus significados, sino por si estas se prolongan en el futuro.
- Falsas esperanzas: algunas personas interpretan estas pequeñas muestras de atención online como muestra de interés afectivo, aunque no lo haya. Una de las partes mantiene la esperanza de retomar la relación.
- Sentimientos negativos: orbitar genera malestar y sentimientos negativos, como la tristeza, la frustración o incluso la ira. Y es que la persona puede sentir que el orbitante la espía o que quiere perturbar su tranquilidad. También podría llegar a afectar la autoestima y dificultar la toma de decisiones en el ámbito emocional.
- Dificulta el cierre: la atención esporádica en línea que reciben los orbitados evita que cierren de forma definitiva la relación y prolonguen sentimientos de exclusión.
En cuanto al orbitante, existe el riesgo de que también se queden en vínculos no resueltos o que limiten su crecimiento personal al esquivar la confrontación personal. Además, como lo expone la psicóloga Gabriela Gorden, puede limitar su posibilidad de tener conexiones humanas «reales».
Consejos para protegerte del orbiting en las relaciones
Si notas que estás siendo víctima del orbiting, debes saber que hay varias estrategias que puedes adoptar para priorizar tu bienestar emocional y reducir los efectos negativos antes comentados.
1. Habla con tu red de apoyo
Contarle a un amigo cercano o familiar lo que te está ocurriendo puede ser una buena alternativa para gestionar el orbiting. No solo porque te servirá para desahogarte, sino porque su punto de vista desde afuera puede ayudarte a mirar la situación desde otra perspectiva y elegir el mejor camino para afrontarlo.
2. Promueve tu autocuidado
Dado que el orbiting causa malestar emocional, fomentar tu autocuidado cobra gran importancia. En este sentido, intenta reconocer las emociones que estás experimentando y acéptalas sin juzgarlas, sean positivas o negativas. La meditación o el mindfulness pueden ayudarte en esta tarea.
De igual forma, procura distraer tu mente en actividades que disfrutes y que te reconforten, como leer, cuidar de tu jardín, hacer ejercicio, escuchar música u otros. La meta es reconectar contigo mismo y disminuir la atención que inconscientemente podrías seguir prestando a quien te orbita.
3. Exprésate y pon límites
Para algunas personas puede ser muy útil comunicarse con el orbitador y hacerle saber el malestar que le generan sus acciones, a modo de buscar un cierre. Esto solo debes hacerlo si en realidad te sientes cómodo con ello.
En caso de que sea así, expresa tus emociones y sentimientos de forma clara y directa. Pero ten en cuenta de que esta persona podría no responder o hacerlo de una manera que no te agrade.
4. Limita tu tiempo en línea
¿Y si te despides por unas horas o días de las redes sociales y el mundo digital? Tal vez suene extremo, pero tiene muchos beneficios. Al distanciarte emocionalmente del orbitador, quitarle toda atención y centrarte en relaciones cara a cara, refuerzas tu sentido de pertenencia y evitas que tu bienestar dependa de interacciones virtuales inciertas.
5. Opta por el contacto cero digital
No se trata de caer en una conducta de ghosting respecto a la persona que te está orbitando. Pero si no entiendes por qué te hace orbiting, si intentaste hablarlo y no hubo respuesta y ahora tienes malestar emocional, hacer un contacto cero digital es una medida útil para enfrentarlo.
Esta decisión no busca castigar ni cerrar la puerta de forma definitiva, sino más bien darte un espacio para que puedas procesar tus emociones sin la constante exposición a interacciones ambiguasen línea. Al eliminar ese ‘ruido digital’, te permites recuperar el control sobre tu entorno emocional y enfocarte en relaciones más claras y saludables.
¿Qué implica? Bloquear a la persona de todas tus redes sociales y, si es necesario, de correos o cualquier aplicación de mensajería. La psicóloga Gorden indica que esto no significa que seas una mala persona o inmaduro emocional, sino que te estás priorizando.
Establece límites sanos y recupera tu bienestar emocional
¿Ha estado en una situación de orbiting? En este momento, las interacciones digitales desempeñan un papel clave en la manera de relacionarnos. Por lo tanto, es probable que en algún momento te hayas enfrentado a esta conducta o, bien, que te esté sucediendo en este momento.
De ser así, es normal que te sientas atrapado en un limbo emocional: ni cerca ni lejos y pendiente de señales que no terminan de aclararse. En ese vaivén, tal vez estés olvidando que tienes derecho a sentirte en paz, a cerrar ciclos y a no vivir a la espera de respuestas.
Por suerte, siempre tienes la opción de establecer límites sanos como acto de autocuidado. No es una reacción exagerada, sino un recordatorio de que tu valor no depende de quién te ve en línea o te da ‘me gusta’, sino de cómo te tratas a ti mismo frente a lo que no puedes controlar.
Reconectar contigo, con lo que sientes y necesitas, es el primer paso para recuperar ese equilibrio que mereces. Y aunque no siempre es fácil, eres digno de relaciones que se sientan claras, recíprocas y respetuosas.
Bibliografía
Enlace a: https://www.elconfidencial.com/
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